Inicios en el cine
Más tarde, en 1935, cursó estudios de pintura y de interpretación en el Polytechnic High School y de arquitectura con Frank Lloyd Wright, y obtuvo el primer premio por un diseño arquitectónico que realizó. Sin embargo, se sintió atraído por la carrera cinematográfica gracias al apoyo de la estrella de ese momento, Mae West, quien lo avaló como extra, y, luego de incursionar en el ambiente teatral, realizó su debut, a los 21 años, como extra en la película The Milky Way (1936) y con un rol en el film Parole (1936).
Terminado el film, llevó a su abuela enferma de cáncer a ver el estreno, quien dijo, al terminar: «Ahora puedo morir en paz».
En ese tiempo conoció y quedó prendado de la hija del director Cecil B. De Mille, Katherine, y decidió terminar su unión de 4 años con Silvia. En 1937 se casó con ella; sin embargo, su suegro no lo ayudó mayormente en su carrera, y su aceptación como yerno fue muy condicionada debido a su precariedad económica. De hecho, Quinn no pudo invitar a ningún familiar o amigo a su fiesta de bodas, para evitar a De Mille el bochorno de tener que alternar con personas que no pertenecían a su encumbrado círculo social.
En 1939 nació su hijo Cristopher, quien sin embargo falleció a los 4 años de edad en una piscina, lo que golpeó duramente al naciente actor. Sus otros hijos con Katherine De Mille fueron: Christina Quinn, Kathleen Quinn, Valentina Quinn y Duncan Quinn.
Por su apariencia "multiétnica" y su paso por el boxeo en sus facciones, siguió interpretando roles secundarios como nativo de los Estados Unidos, mafioso italiano, gángster, chino, árabe, filipino o hispano durante la década de 1940. Rodó alrededor de 15 filmes, encasillándose en papeles de hampón, villano y personajes de dudosa reputación. Esto trascendió en la vida real, y la alta sociedad del Hollywood de la época no lo admitía en sus círculos, discriminándolo.
Consiguió su nacionalización estadounidense en 1947, por lo que no participó en la Segunda Guerra Mundial.
A fines de la década volvió al teatro, obteniendo éxito en Broadway en la obra Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams.
En 1947 consiguió su primer papel estelar en el film Black Gold, donde personifica a un nativo americano que se convierte en millonario petrolero, contando además con la participación de su esposa Katherine en el film.
Continuó su carrera en algunas series de televisión entre 1949 y 1951, volviendo al cine en la película ¡Viva Zapata! (1952), del director Elia Kazan, donde recibió su primer Óscar al mejor actor de reparto, por su excelente interpretación como Eufemio Zapata, y fue ésta la primera ocasión en la que un actor de origen hispano recibía el premio. Sin embargo, su apariencia lo siguió encasillando en papeles de macho o duro, y siguió interpretando a piratas y aventureros en sus siguientes filmes.
Una de sus principales características era el "robar" el protagonismo al actor principal, al destacar desde papeles secundarios. Su talento innato era tan evidente en consistencia, simpleza y credibilidad que ninguno de estos filmes tuvo mala taquilla. Para esa fecha trabó amistad con el famoso muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, quien intentó aconsejarlo de abandonar el cine, pero acicateado por su pasado de pobreza, Quinn se obstinó en permanecer en los platós.
Estrellato
En 1953 viajó a Italia donde, después de participar en algunas películas, logró el papel principal en la película La Strada (1954) de Federico Fellini, que ganó numerosos premios internacionales. Con esta película inició una nueva faceta interpretativa, marcada por el dramatismo y la intensidad en los papeles que interpretó en sus siguientes películas, bajo la dirección de importantes directores como George Cukor, Martin Ritt, Edward Dmytryk, John Sturges y Nicholas Ray, entre otros. También el paso a la madurez (cumplió 40 años en 1955) cambió su aspecto físico, lo que lo ayudó a conseguir roles de carácter.
Recibió en 1956 su segundo Óscar al mejor actor de reparto, por su rol del pintor Paul Gauguin en la película El loco del pelo rojo, del director Vincente Minnelli, sobre la vida de Vincent Van Gogh. Es destacable mencionar que él solo aparece 8 minutos en la película. El papel principal lo interpretó Kirk Douglas, con quien había colab
orado en el film Ulises en 1955, y con quien también lo haría en 1959, en el film El último tren de Gun Hill.
En 1956 hizo una notable interpretación de Cuasimodo en el film Notre Dame de Paris, junto a Gina Lollobrigida. En 1958 dirigió él mismo una nueva versión de la película El bucanero (The Buccaneer), en la cual había participado en un papel secundario en 1938. Esta segunda versión sería su única participación como director de cine.
A comienzos de la década de 1960, y dentro de la moda “histórica” de Hollywood, interpretó destacados roles en las películas Los cañones de Navarone, Barrabás y Lawrence de Arabia.
En 1962, su matrimonio con Katherine De Mill
e estaba muy deteriorado y se enamoró de Iolanda Addolari, una ayudante de vestuario, mientras rodaba Barrabás. Se divorció de Katherine y se casó en 1965 con Iolanda.
En 1964 realizaría el papel que lo marcaría el resto de su vida, en la interpretación del viejo Alexis Zorba en Zorba, el griego (1964), del director chipriota Michael Cacoyannis, por el que fue nominado al Óscar al mejor actor principal. La música del film fue creada por el compositor griego Mikis Theodorakis. Anthony Quinn participó además como coproductor de la película.
En los últimos años de la década de 1960 interpretó memorables roles, como por ejemplo, en La hora 25, donde interpreta a un prisionero rumano transfigurado en un soldado alemán, cuyo
perfil "ario" es canonizado por los naz
is; a un bandido confundido por un clérigo en Los cañones de San Sebastián, a un Papa ficticio en las Las sandalias del pescador y a un borrachín en El secreto de Santa Vittoria, en el cual lució sus mejores dotes histriónicas. La década de 1960 fue sin duda la mejor etapa de su carrera.
En las siguientes décadas volvió a ser encas
illado en roles, esta vez basados en sus anteriores filmes. Sin embargo, en la película Los amigos (1973), del género spaghetti western, junto al actor italiano Franco Nero, logró un muy convincente rol como sordomudo.
En 1977, interpretó magistralmente a Caifás en la serie de televisión Jesús de Nazaret, de Franco Zefirelli.
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